CASCADAS DEL CHIFLÓNTres cascadas que lo invitan a la aventura...
Chiapas tiene agua por todos lados, pero
sus ríos, lagunas y manantiales muestran personalidades muy
propias, ninguna de sus aguas son iguales, cada una tiene un
color específico. Si se pone atención se recordarán los
lugares por los colores y tonalidades; las cascadas de El
Chiflón no escapan a esta definición, es un río de un verde
opaco, grisáceo, de gran belleza.
Tomas el sendero y observas el paisaje de la selva cercana.
Escuchas el ruido de las cascadas y observas las pozas
cavadas en la piedra caliza gracias a la suave persistencia
de las aguas. Llegas al último mirador y dejas que la brisa
te cubra, teniendo como testigo al Velo de Novia, la cual,
con sus más de 180 metros de caída, es la cascada más alta
del lugar.
Llegar hasta ahí fue un pequeño reto: más de un kilómetro de
camino a pie que nos muestra el paisaje dominado por el río
San Vicente, cuyas aguas se tiñen de turquesa. Pero El
Chiflón es más que senderos. En él hay una ruta para bicis
de montaña, una pared de escalada artificial, una estación
de juegos para niños y, para los fanáticos de la aventura,
una tirolesa con dos estaciones de descanso que cruza frente
a la cascada Velo de Novia, lo que la convierte en única en
su tipo para Latinoamérica. En Cascadas El Chiflón, a media
hora de Comitán de Domínguez y a dos horas y media de Tuxtla
Gutiérrez, hay cabañas, áreas de camping, restaurante,
toma-café, estacionamiento, asadores, sanitarios y tiendas
de artesanías.
Las cascadas del Chiflón, nos trasladan a la máxima aventura
de cascadas en Chiapas, el complejo eco-turístico está
equipado para distintos y variados tipos de servicios, todos
ellos con la finalidad de que su estancia sea inolvidable.
Actualmente es un balneario que lo lleva a uno de sorpresa
en sorpresa, pues a medida que se asciende la montaña las
cascadas son más bellas e impresionantes.
Así, hasta llegar a la más alta, llamada Velo de novia,
donde a uno le golpea el chiflón que se forma al estrellarse
el agua que cae contra la montaña y la poza, mientras el
viento envuelve el cuerpo y el rostro de los visitantes
refrescándolos del esfuerzo hecho en el ascenso.
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