Caminando por debajo de abúndate selva,
comenzó este hermoso episodio lleno de adrenalina, la
humedad prácticamente goteaba sobre nuestro andar, y en
algunos tramos pareciera que la lluvia iniciaba, en la parte
media del trayecto un pequeño puente de madera nos permitía
observar desde otros ángulos el magno escenario, en otras
partes el lodo y los resbalones también comenzaban a hacer
sus travesuras, pero nada de consecuencias.
La vegetación se volvía más densa, a lo
lejos el sonido de una caída de agua empezaba a formar parte
de la música ambiental que desde nuestro inicio a pie
armonizaba la aventura, esto era la primera llamada a un
encuentro con lo que después calificaríamos como “Una
maravilla secreta en el Soconusco”.
La Cascada La Sirena tiene una altura
aproximada de 30 metros, no existe una poza en su caída ya
que inmediatamente el agua toma su cauce al río, en la parte
superior nacen dos vertientes de agua, donde la parte
central es el escenario natural para realizar el Rapel que
todo aventurero soñó.
El rápel es el sistema de descenso autónomo más ampliamente
utilizado, ya que para realizar un descenso sólo se
requiere, -además de conocer la técnica adecuada-, llevar
consigo un mínimo equipo y una cuerda. El rápel es utilizado
en excursionismo, montañismo, escalada en roca,
espeleología, barranquismo y otras actividades que requieren
ejecutar descensos verticales en lugares naturales.
Y no olvidemos que solo profesionales
certificados pueden dar soporte para realizar esta actividad
deportiva, nunca intenten realizar esto por cuenta propia en
caso de ser poco experimentado.
La parte superior de la Cascada La Sirena, nos dejaba
maravillados por lo impresionante del paisaje, nos sentíamos
observados por dioses de la cultura Maya Mam, representados
por las majestuosas montañas, mismas que serían testigos de
nuestra aventura, todo esto despertó nuestros sentidos
concentrándolos a la meta final de nuestro viaje, rapel en
la Cascada La Sirena. Como en toda actividad del deporte
extremo (sin importar cuantas veces las realicemos), fuimos
instruidos con la teoría básica del rapel, y así refrescamos
memorias, quedando listos para el descenso.
Los primeros pasos siempre son los más
costosos para los novatos, pero una vez encaminados no hay
marcha atrás y todo queda en usar una buena técnica de
descenso.
La primera etapa nos presenta en caída de
6 metros prácticamente en un ángulo de 90°, al final podemos
descansar unos minutos y prepararnos para la siguiente
etapa, a nuestros costados fluyen las dos vertientes de agua
de la Cascada, a continuación comienza a cambiar un poco la
intensidad, ya que la caída de agua comienza a humedecer
nuestros puntos de apoyo causando una superficie muy
resbalosa, (de todo esto fuimos advertidos y asesorados) ya
15 metros abajo la cascada prácticamente nos baña y de ahora
en adelante el descenso es por la misma caída de agua, lo
que le da el toque máximo de aventura.
Al finalizar verdaderamente nos quedaron
ganas de repetir la actividad una y otra vez, pero las
muestras de que una tormenta se precipitaría eran muy
certeras, comenzó con unas pequeñas gotas y en menos de 10
segundos teníamos una torrencial lluvia sobre nosotros, la
diversión y recuerdos de los baños bajo la lluvia cuando
éramos pequeños revivieron y todo nuestro regreso a la
unidad terrestre fue bajo una intensa lluvia tropical.
Empapados y muy satisfechos por la
experiencia, emprendimos el regreso a la ciudad de
Tapachula, a las 6 pm estábamos disfrutando nuevamente de
los aromas del Café de Chiapas; acompañados por una amena
charla de sobremesa sobre las experiencias de esta aventura,
México Travel Club recomienda ampliamente visitar la Cascada
La Sirena, acompañados siempre por profesionales en Rapel,
esta actividad es ideal para expertos, novatos o gente que
nunca ha practicado este deporte extremo, verdaderamente la
Cascada La Sirena es “Una maravilla secreta en el
Soconusco”.